“Roma no se gobierna… A lo sumo se administra” Amadeo Cinaglia
Suburra La Serie de Netflix se presenta como una precuela de la novela
homónima escrita por Giancarlo De Cataldi y Carlo Bonini, y se inspira en un sonado
escándalo político que se desató en la capital italiana. La historia se instala
luego de la repentina renuncia del alcalde de la ciudad, éste imprevisto
político pone al descubierto las relaciones existentes entre el Vaticano
pasando por promotores inmobiliarios y terminando en el Ayuntamiento de la
ciudad, donde el crimen organizado y las bandas locales son los árbitros de un
juego corrupto de principio a fin, permitiendo hacer visible la delgada línea
entre lo legal y lo ilegal.
Imagen tomada de : Netflix |
Ese juego entre verdades y
apariencias, entre la sagrada imagen pública de la Iglesia Católica y el
trasfondo privado de prebendas y corrupción, es la clave de una mirada del
crimen que dista del ascetismo áspero con el que miramos al pasado sino que concuerda más con el estruendo de una actualidad caótica.
La historia comienza de manera
frenética, con una toma que abandona la basílica de San Pedro para internarse
en una orgía con prostitutas y cocaína que culmina con el desplome de un cura
entre la euforia y el exceso. Y aunque su inicio no deja de ser confuso, la
historia va remontando con el paso de los capítulos dando paso a un final que
consigue enhebrar muy bien las diferentes tramas y personajes. Sin embargo, la
serie no explota temas que antes no se hayan visto en series como Gomorra o Romanzo Criminale, pues no hace nada más que afirmar que la
corrupción es y será siempre uno de los problemas de cualquier país y que en
Italia, y particularmente en Roma, hace su presencia como una condición casi natural.
La narrativa se aborda desde la
mirada y relación que se va tejiendo entre tres jóvenes muy diferentes; Gabriele
"Lele" Marchilli (Eduardo
Valdarnini, Pasolini) estudiante de derecho e hijo de un oficial de policía
de la ciudad que encuentra en el microtráfico de drogas y la organización de
fiestas clandestinas la forma de relacionarse con los círculos del poder velado
de la ciudad, pero que del mismo modo representa la caída al infierno de un
niño que no está preparado a la oscuridad que soporta las relaciones de la
ciudad.
Aureliano Adami (Alessandro Borghi, Roma Criminale) hijo
de uno de los miembros reconocidos de la mafia que maneja la ciudad pero que se
encuentra en un momento en que no quiere vivir más bajo la sombra de su padre y
se revela contra éste y que encuentra en su hermana Livia (Barbara Chichiarelli) el único apoyo para emprender su negocio y fortalecer
su organización criminal, su familia.
Y la tercera perspectiva la
aporta Alberto "Daga" Anacleti (Giacomo Ferrara) hermano menor del jefe de la familia de gitanos,
personaje que se encuentra envuelto en un secreto – maldición para su cultura,
que debe casarse con la hija de la otra gran familia de gitanos de Roma para
darle fuerza y poder a su cultura y preparando el posible y constante enfrentamiento
por el manejo y sostenimiento de los negocios criminales de partes de la ciudad
que cada uno controla.
Suburra La Serie explora la idiosincrasia de la
familia mafiosa y sus nuevas generaciones cuyas historias están siempre rodeadas
de violencia, muerte y traiciones, y hay que reconocer que la temática mafiosa
mezclada con política y religión siempre resulta atractiva y en Italia son
expertos en este tipo de ficciones.