lunes, 3 de octubre de 2016

THE NIGHT OF o de la Descomposición de la Vida Personal

Teniendo como marco a la ciudad de Nueva York, en un contexto post 9/11, se introduce al espectador a la vida  de Al Nashir Kahn, o como él prefiere ser llamado: “Naz”, (Rizwan Ahmed actor y músico británico, que interpretó al ayudante de cámara en la película Nightcrawler); hijo de inmigrantes pakistaníes nacido en los Estados Unidos, con una familia que conserva   las tradiciones de Pakistán y vive rodeada de la comunidad que comparte y fortalece las costumbres familiares . La madre dedicada a las labores domésticas y a la crianza de sus dos hijos, que aunque ya  mayores se encuentran insertos en el núcleo del hogar, que se complementa con un padre conductor y copropietario de un taxi.

La aproximación a la vida cotidiana de “Naz” es fugaz pero diciente, un muchacho que tiene buenas calificaciones y que busca en los estudios universitarios la forma de generar mejores condiciones para su familia; un joven que desempeña labores de tutor en algunas materias para los estudiantes deportistas, lo que refleja un compromiso con la comunidad y responsabilidad individual del personaje.

Imagen tomada de: www.osn.com

Pero todo buen muchacho tiene la curiosidad de disfrutar de la vida, y en particular de la noche. Al ser invitado a una fiesta en el centro de Manhatan, espera ser recogido por un amigo, pero todos sus planes se derrumban al saber que no contará con el transporte para asistir a la fiesta. Éste es el momento de quiebre, las decisiones y circunstancias que a un hombre le pueden cambiar la vida. El momento en que los dilemas hacen presencia y se encuentra la dicotomía de actuar conforme a los elementos racionales o a las pasiones que hacen presencia para determinar la vida de los hombres.  

Naz toma el taxi de su padre sin permiso, decidido a ir a la fiesta. Se extravía y en el camino es abordado por una mujer joven y bonita en mitad de la noche en un lugar desconocido. Esta cadena de eventos establecería un giro radical para sus planes iniciales. Un simple “a la Playa”, marca el destino de una noche que inicia con un posibilidad de romance, de aventura, de enfrentarse a lo desconocido y ser guiado por la belleza y el misterio. Afrontar la noche, conocer sus posibilidades y caminar en el mundo cercano, y alejado al mismo tiempo, de las drogas, son los elementos que marcan el punto de partida de una carrera desesperada por vivir lo hasta ahora no experimentado.

Imagen tomada de: s.newsweek.com

Jack Stone (John Turturro, ícono de la filmografía de los hermanos Coen y protagonista de Barton Fink) es un abogado que trabaja bajo una simple premisa “gratis hasta que salga libre”, ya que no se enfrenta a grandes retos judiciales, siempre busca la forma fácil para  resolver cada caso involucrándose lo menos posible, sin embargo, al encontrarse en el “lugar correcto” y cruzarse con la mirada de Naz, la mirada de un hombre perdido que se encuentra en condiciones adversas y desconocidas, se involucra. Vuelve a creer en la justicia, a enfrentar un verdadero caso para renovar la confianza en sí mismo y dejar de lado una cotidianidad que se pudre sin expectativas más allá de su destruida vida familiar.

El detective Dennis Box (William “Bill” Camp, Doce Años de Esclavitud) es quien se hace cargo de la investigación. Un policía ad portas de su jubilación que ve en la situación de Naz un caso fácil, una manera de retirarse ejerciendo un gran acto de justicia, una forma de sacar de las calles a un asesino por última vez en su carrera. Por estas razones se muestra como un hombre curtido por las situaciones de la calle, que sabe hacer su papel de “matarlos suavemente”, de mostrarse como una solución, como un amigo que quiere ayudar a salir de ese gran problema, pero lo único que quiere es resolver con celeridad lo que en inicio se presenta como obvio.


Las actuaciones encuentran, en el ritmo lento de la historia, la manera para desarrollar su dramatismo; es el drama entendido como una vivencia personal, como el diario vivir y sobrevivir en una Nueva York diversa y nocturna, inmersa en el mundo del delito menor al que se enfrentan los hombres de una manera natural, el mundo del robo, la prostitución, el consumo de drogas, pero que encuentra en el gran delito una manera de ahondar en los temores más personales de cada uno de los personajes.

La forma de descomposición personal que sufre el protagonista responde a la máxima: “es mejor cometer injusticias que padecerlas”. Eso es su vida en la cárcel, la transformación en un verdadero criminal. La forma en que la justicia legal actúa en contextos específicos genera que se emita un veredicto antes de conocer la realidad del hecho a juzgar. Y en ese mismo sentido, se intenta conocer el límite de un hombre, que se ve sometido a las condiciones más adversas que puede pensar, y cuánto puede mantenerse antes de sucumbir a las condiciones que le impone el entorno.


Una miniserie que intenta generar un debate acerca de nuestros prejuicios, acerca de la capacidad que se debe tener para comprender y analizar la realidad más allá de nuestras vagas y simples opiniones. Es una invitación a superar las apariencias, a encontrar un sentimiento de verdad por debajo de la capa de banalidad  que cubre las situaciones de la vida.

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