Una voz en off, nos hace ésta
insinuante introducción: “ese soy yo. Mi nombre es Mandrake. Soy abogado
criminalista. Vivo cercado de clientes acusados de contrabando, tráfico de
drogas, estupro, secuestro y otros crímenes menores. Cuando me mienten, les creo
para defenderlos mejor. Cuando dicen la verdad, recurro a otros mecanismos
psíquicos que alivian la conciencia, diciéndome a mí mismo ‘no juzgues, intenta
entender’”. A partir de ésta declaración de principios, el actor Marco Palmeira nos presenta a su
personaje: Mandrake.
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Entre los libros y la serie
existe una continuidad, se mantiene el tono distintivo de la prosa de Fonseca,
la crudeza de su narrativa trasladada a imágenes, con un humor muy fino y
negro, resaltando las conversaciones y en ellas como se vierten los personajes,
todo esto teniendo a Río de Janeiro como el gran referente, y no sólo como
telón de fondo, de modo que aunque se rememore la ciudad a través de sus
espacios más icónicos, también hacen presencia sus bajos fondos, los lugares de
decadencia en los que los personajes
desarrollan y se obsesionan con los placeres mundanos, en los que se devela la
verdadera naturaleza humana.
En ésta serie los personajes que acompañan
a Mandrake son igual o más perversos que el propio protagonista, de modo que
aportan mucho más contenido a los casos que en cada capítulo nuestro héroe debe
resolver. Y es que para Mandrake, antes que el ejercicio del Derecho se
encuentra el bienestar de sus clientes, por ello cada situación tiene que ser
resuelta con una ética a tono con la corrupta realidad que los circunda.
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También hay que sumar a la serie su estrecha conexión con la cultura musical brasileña, y no sólo porque Mandrake sea un melómano que haga uso de su conocimiento musical —de hecho, su tema principal es la pieza Work Song de Charles Mingus—, sino en la participación que varios de los músicos brasileños más reconocidos, de modo que, Tony Belloto, el guitarrista de la banda paulista de rock Os Titãs, es uno de los guionista de la serie, Dado Villa-Lobos, el guitarrista Legião Urbana, es el encargado de musicalizar los capítulos. Además, participan varios actores con papeles muy pequeños en el desarrollo de la serie.
Mandrake es una serie que puede
atraer a dos audiencias, a los amantes de la literatura brasileña y los
seguidos de series de autoconclusión, pues ésta puede verse de forma discontinúa ya que cada capítulo representa una historia independiente. Ésta serie
se convirtió en un icono de las series latinoamericanas que hicieron presencia
en el mundo, y con sus varias nominaciones a los premios Emmy, evidenció que se
pueden contar historias que trasciendan las lenguas, que hay posibilidades de hacer
televisión internacional por fuera del inglés. Así, Mandrake es una excelente
manera de conocer la muy buena producción brasileña.