La Casa de Papel nos cuenta la historia de un robo a la Fábrica
Nacional de Moneda y Timbre de España,
de un robo presentado como la conclusión de una vida, como el homenaje
de un hijo a su padre, de un robo que intenta argumentar que la justicia no solamente
se halla en la ley sino que también encuentra en las formas de Justicia
comúnmente admitidas, es decir en la forma en la cual justificamos muchas de
nuestras acciones a través de la mirada externa, a través de validar nuestras
acciones siempre y cuando encuentren en los demás el apoyo necesario para darle
valor y sentido.
Imagen tomada de: www.dizimagazin.org |
La serie nos presenta a 9
personajes que formarán parte de una sola personalidad, cada uno de las
personas que se encuentran en el grupo de asaltantes corresponde a una parte
del alma de un solo cuerpo, de un solo sujeto, donde cada parte aporta su particularidad
al todo.
Es así como nos encontramos con
la voz en off que acompañará el desarrollo de la historia, la voz de Tokio (Úrsula Corberó) que será el personaje
que es pasión pura, un personaje impulsivo, que representa esa forma explosiva
que raciona poco y que actúa en caliente, una fuerza arrasadora que lleva
consigo el caos y el peligro.
Río (Miguel Herrán) representa el amor, el hombre que representa la
ternura, la confianza, la ingenuidad de un hombre joven que se inicia en el
mundo del crimen y que encuentra en la atracción por Tokio su más grande
motivación para enfrentar el temor de un camino sin retorno, de un camino que
le llevará a probar su amor y su firmeza.
Denver (Jaime Méndez) representa la furia, es un joven que se encuentra en
el mundo del disfrute, de las peleas, que no ha pensado en su futuro pues vive
el día a día pero que un grave problema
con personas del mundo del crimen hace que reconozca sus limitaciones y
requiere del apoyo de su veterano padre Moscú (Paco Tous), éste es quien representa el equilibrio, el sentido
paternal, el cuidado y la capacidad de escuchar y aconsejar, la paciencia que
sólo puede tener quien ha pasado años en la cárcel.
Nairobi (Alba Flores) es la obediencia, es la serenidad de la
profesionalidad, se encuentra comprometida con su objetivo y sabe que es la
única oportunidad de rescatar la vida romántica que siempre quiso y que no pudo
tener, un objetivo que tendrá que ir contrastando con su realidad en cada hora
del robo.
Helsinki (Darko Peric) y Oslo (Roberto García) son el par de soldados,
silentes y cumplidores, son la fuerza, que apoyan a Berlín (Pedro Alonso) quién
es la rabia, el segundo al mando, lleno de ironía y humor negro, el que intenta
poner orden y controlar todas las personalidades que fluyen tanto de los
secuestradores como de los secuestrados.
Y por último, encontramos a El
Profesor (Álvaro Morte) es la
representación de la razón, es la parte que ha estructurado, racionalizado y
que ha dedicado su vida a pensar en éste robo, en intentar tener bajo control
cada acción, cada movimiento para poder realizar un robo que devuelva el
equilibrio a unos pocos desafortunados, pero con lo que no cuenta es que la
relación con la mediadora policial Raquel Murillo (Itziar Ituño) tome un tinte demasiado personal, a nivel íntimo que
termine por empezar a crear la fisuras de un plan perfecto.
Imagen tomada de: cdn3.cnet.com |
Con una excelente producción, en
la que se puede apreciar la madurez de la industria española, La Casa de Papel hace una apuesta por
actores muy poco conocidos fuera de España y que con una historia contada a
través de flashbacks envuelve al espectador, lo atrapa y lo hace vivir en “la
ratonera” (como denominan los protagonistas al lugar de robo), generando
sentimientos de empatía hacia muchos de los personajes, claro que no deja de
tener fisuras en su narrativa y en especial en varios capítulos que se pudieron
obviar porque no contribuyen en nada al desarrollo de la serie, pero es una
serie que se encuentra entre ser definida como una de las clásicas series de
acción o al clásico melodrama hispanoamericano que ha alimentado la literatura.